
Salma Amazian investiga y escribe desde una perspectiva decolonial sobre la imbricación de raza, clase y género en las experiencias de opresión y resistencia de las comunidades racializadas como moras en el contexto español. Es licenciada en Historia y Antropología Social (UAB), y está cursando un doctorado en Estudios migratorios (UGR). Co-autora de La radicalización del racismo (Cambalache, 2019), directora y guionista de Es por tu seguridad. Engranajes de la islamofobia institucional (2021). Escribe en medios de divulgación como El Salto (blog 1492) o Des del Margen.
Imágenes e imaginarios: pensar en la desarticulación del legado colonial en las imágenes
El papel de las imágenes, sean en el formato que sean, en la fijación y reificación de ciertos imaginarios coloniales y su papel en la legitimación del racismo estructural y sistémico es indudable. Sin embargo, cuando nos planteamos cómo desmantelar ese régimen de la representación-deshumanización del otro, nos encontramos con más dudas que certezas. Si pensamos que gran parte de la producción cultural del contexto español se destina al consumo de un público que se piensa eminentemente blanco y cuyo objetivo es, de forma consciente o inconsciente, re-producir la subjetividad de la blanquitud como espejo de la deshumanización del otro racializado, las imágenes se tornan armas.
El papel de las imágenes, sean en el formato que sean, en la fijación y reificación de ciertos imaginarios coloniales y su papel en la legitimación del racismo estructural y sistémico es indudable. Sin embargo, cuando nos planteamos cómo desmantelar ese régimen de la representación-deshumanización del otro, nos encontramos con más dudas que certezas. Nos preguntamos si es suficiente con ampliar el banco de imágenes disponibles, qué garantías nos da la auto-representación cuando las subjetividades están (en el mejor de los casos) en proceso de descolonización, con qué herramientas contamos para retar las imágenes de la industria de producción cultural que el contexto del Estado español nos brinda, en la crítica a esa industria estamos realmente planteando otra política-estética de la imagen-imaginario-imaginación o construimos otros regímenes que la industria es capaz de integrar y usar.
Las imágenes crean identidades, o, mejor dicho, discursos identitarios que dependiendo de los dispositivos con los que se cuente, crean materialidad o marcan las condiciones materiales de vida. Plantean una distinción entre una identidad nacional blanca-europea y unos otros que, alejados de los espacios donde se piensan y desarrollan las políticas culturales, son representados o puestos a representar, imaginarios coloniales que legitiman el orden racial-patriarcal de la modernidad.
Por ello es necesario que volvamos la mirada también hacia las formas otras de creación que se están poniendo en marcha des de la conciencia de la imbricación raza-clase- género en nuestra forma de entender y vivir el ahora. Se trata de creaciones que transitan la frontera entre la negación de las imágenes que nos han dado para pensarnos, su reapropiación como estrategia de desmantelamiento y los intentos de imaginar otras formas de representación, a veces incluso huyendo de la intención de representar(se). Todas ellas, formas de lidiar con los procesos de racialización-deshumanización que suponen habitar formas de hacer e imaginar con riesgos, pero también posibilidades transformadoras.